El mayor riesgo para la salud más allá de los 60 son las enfermedades no transmisibles. Infartos, ictus, cáncer, diabetes son las principales causas de muerte y enfermedad en las últimas décadas de la vida pero tienen la ventaja de que, frente a otras patologías, el riesgo de sufrirlas se puede minimizar teniendo unos hábitos saludables. Por eso el Día Mundial de la Salud está dedicado este año a la vejez sana.
Dentro de cinco años, por primera vez en la historia, la población mundial de mayores de 65 años superará a la de menores de cinco. El mundo envejece "y los países necesitan adaptarse a este cambio de forma positiva e inclusiva", señala un editorial de 'The Lancet'. Esta nueva visión de la vejez, pasa por dejar atrás el matiz de carga social y económica que acompaña a los mayores.
La salud es un caballo de batalla crucial para reducir los costes asociados con el envejecimiento, una de las grandes preocupaciones de las autoridades sanitarias internacionales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado una serie de recomendaciones a los países para que fomenten el envejecimiento activo y sano.
Algunas de estas intervenciones deben empezar mucho antes de alcanzar la edad de jubilación ya que "los estilos de vida saludables al inicio de la vida son clave para tener una vejez sana y activa", señala John Beard, director del Departamento de Envejecimiento de la OMS. Hacer ejercicio, tener una dieta sana y evitar las drogas, el tabaco y el alcohol son medidas sencillas que reducen el riesgo de sufrir muchas enfermedades que se manifiestan, sobre todo, en la última etapa de la vida.
Junto con la prevención, el diagnóstico precoz y una asistencia de calidad contribuyen también a reducir el gasto sanitario asociado con la vejez. Sin embargo, "el fracaso de los gobiernos y las agencias internacionales a la hora de priorizar estos tratamientos baratos y efectivos son una oportunidad perdida para reducir la mortalidad, la enfermedad y la discapacidad en una escala sin precedentes", denuncia una carta publicada en 'The Lancet'.
Esta situación no atañe sólo a los países ricos, donde las pirámides de población llevan años invirtiéndose, sino también a los que están en desarrollo ya que, en 2050, el 80% de los mayores de 60 años del mundo residirá en ellos. Hoy en día, "las personas que viven en países de ingresos medios y bajos tienen un riesgo cuatro veces superior de fallecer o sufrir secuelas a consecuencia de las enfermedades no trasmisibles", ha advertido Margaret Chan, directora de la OMS.
"Si no combatimos los paradigmas normativos existentes y las las actitudes sociales que los apuntalan, el envejecimiento de la población nos llevará en efecto a una crisis en la provisión de servicios sanitarios y de bienestar", concluyen los autores de la carta. "Este es un reto político abierto. Responder de forma positivia beneficiará a las personas de todas las edades y sociedades".