La OMS contabilizó 228.474 nuevos casos de lepra en 2010, una cifra que engloba a las personas que han sido diagnosticadas por esa enfermedad y reciben tratamiento. Este número de infectados confirma el retroceso del mal en los últimos 20 años que, sin embargo, continua generando un rechazo social masivo porque mucha gente desconoce que es curable, que cogida a tiempo no deja secuelas y que su trasmisión requiere un contacto muy estrecho con el enfermo.
No entran en las estadísticas de enfermos, sin embargo, los afectados que ya han sido curados, es decir, cuando la medicación ha eliminado el bacilo Mycobacterium leprae que causa esta dolencia, pero que padecen las discapacidades que provoca si no ha sido detectada a tiempo. Esta casuística es frecuente en países donde la estructura sanitaria es deficitaria.
El Mycobacterium leprae tiene un período de incubación de unos cinco años, aunque los síntomas pueden tardar hasta 20 años en aparecer. Aunque la lepra es una enfermedad infecciosa, solo se transmite por gotículas nasales y orales, por lo que se requiere un contacto muy estrecho con la persona infectada. Es curable con un tratamiento multimedicamentoso (TMM). Si se trata en las primeras fases se evitan el contagio y las secuelas de la discapacidad. Pero si no es así ataca a la piel y al sistema nervioso periférico, lo que provoca que ciertas zonas del cuerpo se queden sin sensibilidad y sin movilidad, incluso puede ocasionar ceguera si afecta a los ojos. Desde la implementación del TMM en 1982, los nuevos casos han disminuido año tras año. Aunque desde 2006 se ha producido un estancamiento en torno a los 200.000 enfermos, es una cifra muy reducida respecto a los 5,2 millones de casos registrados en 1985, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Son datos optimistas comparados con los casi 128.000 casos que notificó India a principios de 2011. En diferentes Estados de ese país la lepra es considerada erróneamente una enfermedad incurable y muy contagiosa, es motivo de despido y no reconocen a los discapacitados a causa de esta enfermedad, denuncia Fontilles. Brasil es el segundo país donde más casos se notifican con casi 35.000 enfermos de lepra en 2010