¿Cuál es el origen de la vida en la Tierra?
Esa es una de las grandes preguntas que la ciencia lleva intentando responder desde hace mucho tiempo. Existen diversas teorías sobre el origen de la vida en nuestro planeta siendo la de la panspermia una de las más conocidas y también de las más polémicas ya que demostrarla no es nada fácil unido a otra serie de inconvenientes (el principal que da solución al origen, pero no al cómo).
Según dicha hipótesis, que popularizó el químico Svante August Arrhenius, los elementos fundamentales para la creación de vida prevalecen dispersos por el Universos y la vida en la Tierra habría comenzado gracias, en parte, a la llegada de dichos elementos básicos a nuestro planeta subidos en asteroides o cometas procedentes de algún lugar del cosmos que impactaron contra ella. La teoría no es del todo descabellada si tenemos en cuenta por un lado que el impacto de cuerpos celestes contra la Tierra es algo habitual y por el otro que ya se han encontrado componentes del ADN, la macromolécula que contiene la información genética usada en el desarrollo y el funcionamiento de los organismos vivos conocidos, en varios meteoritos.
Sin embargo las mentadas evidencias no eran suficiente para corroborar la hipótesis, básicamente porque los científicos no consiguieron demostrar en ninguno de los casos si los elementos encontrados en meteoritos caídos en el suelo de la Tierra procedían realmente del espacio o por el contrario eran fruto de contaminación terrestre. Pero ahora una nueva investigación recién publicada parece haber conseguido justamente eso, demostrar la procedencia extraterrestre de nucleobases, componentes muy importantes del ADN, y otros compuestos que han bautizado como “análogos a las nucleobases” hallados en varios meteoritos.